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Reseña: Some Rap Songs de Earl Sweatshirt

Some Rap Songs (desde el título podemos predecir su contenido) se trata del último álbum de Earl Sweatshirt, tras una larga espera de 3 años, conformado por bases sencillas armadas con elementos de jazz, soul y blues; líneas crudas repletas de sentimientos y experiencias cotidianas; una fluidez y creatividad lingüística que pocos raperos son capaces de llevar a cabo; y una naturaleza experimental que hace que el trabajo sea una de las expresiones artísticas más sobresalientes y audaces del último año. Influenciado por actos como MF Doom, Nas, MIKE y Medhan, SRR es la culminación de varios años de aprendizaje y autoconocimiento de un rapero que conoció la fama y el éxito desde muy temprana edad.

“Why ain’t nobody tell i was sinkin’ / Ain’t nobody tell me I could leave.” rapea Thebe Kgositsile, mejor conocido como Earl Sweatshirt, con una voz tranquila acostumbrada a días oscuros repletos de nudos en la garganta. Estas líneas, parte de la primera canción “Shattered Dreams”, reflejan los últimos años de la vida del rapero: años de éxitos acompañados de su consolidación como artista dentro de la escena musical, pero también años repletos de dudas, baja autoestima, tragedias (la muerte de su padre sucedió hace poco más de un año) y en general, un malestar que no hallaba solución en las drogas, ni en la fama, ni en la admiración de los amantes del Hip-Hop hacia sus trabajos. “Blood in the water, I was walkin’ in my sleep” dice Earl en “Red Water” tras haber despertado de aquel sueño (inducido por el abuso de drogas, las convicciones idealistas como el nihilismo, o las descargas de serotonina causadas por el éxito y la fama), listo para caminar con los ojos abiertos, buscando un mejor espacio para él, guiado siempre por el pensamiento crítico: “I was playin’ with the magic, hide blessings in my sleeve”.

“Nowhere2go”, el primer sencillo que vio la luz casi un mes antes del lanzamiento del álbum, contiene quizá las líneas más personales de Earl acompañadas de un paisaje sonoro experimental lleno de sonidos desfasados, percusiones arrítmicas y vocales fuertemente distorsionadas. Casi cada verso es una confesión cruda que el rapero utiliza para cicatrizar sus heridas. “It ain’t no slave in my soul, but I keep the memories close by / Even when I hit the low, I still give thanks to the most high”, se dice así mismo para nunca olvidar que la vida es un continuo sube y baja.

“Every nigga that’s trippin’ around me, serve as reminder that /

I gotta watch my step, I keep it quite as kept.”

Algunos minutos más tarde, aparece “The Mint”, segundo sencillo del álbum, con una sutileza lírica notable, muy por encima de cualquier rapero (joven) de la actualidad. Comienza Navy Blue rapeando: “Hold me down, hold me up / Hold me close ‘cause my time is up” plenamente consciente de su existencia transitoria, irremediablemente marcada con una fecha de caducidad. Earl releva a Navy con armonía y se encarga de desmenuzar sus ideas frente a las adicciones y otros problemas a los que se ha enfrentado durante los últimos años. “Two years i’ve been missin’, livin’ life / You was wildin’, every day was trash / Early morning, wash my swollen hands / Hit the showers, cleanse my soul and crash” resume, explicando cómo fue capaz de identificar el desperdicio de tiempo que representan las adicciones y la búsqueda de placeres terrenales; sus manos, hinchadas de tanto alcohol, eran lavadas a diario sólo para repetir la misma fórmula: liar cigarros de marihuana y destapar botellas de licor con el objetivo de reemplazar eso que le faltaba. La última línea es una liberación. Más que un hombre, es un alma liberándose de aquello que le pesa, aquello que la ensucia. Y así, Earl lava sus adentros a través de un choque violento, un choque entre lo que fue y lo que será, un choque entre lo que le sirve y lo que no. Un estallido que sacudirá la mente del rapero por el resto de su vida.

El álbum avanza y se nota un cambio de actitud en el rapero, sin embargo en las siguientes canciones, Earl continua hablando de sus emociones. “Found a reason to live, doubt could be an abyss / Keep fallacies off your lips, see casualties in the wind” rapea en “Loosie” recordándose que la contemplación hace al hombre sabio, lejos de los horrores de la duda; “I only get better with time” menciona con un tono triunfal en “Azucar”; “Keep faith, my nigga / Me safe, she safe, keep pace, my nigga.” retumba en “Veins” como una luz al final del túnel, una luz formada por paz y seguridad a la que se puede llegar con esperanza y trabajo duro.

“Playing Possum”, una canción poderosa por el significado que tiene para la estructura del trabajo, se compone de 2 grabaciones. La primera es la voz de su madre hablando sobre su familia, la segunda es la voz de su padre recitando uno de sus poemas, titulado “La angustia es más grande que el dolor.” Las palabras de ambos se entrelazan sobre una ligera batería y algunos efectos de sonido llenos de nostalgia, convirtiendo las frases de sus progenitores en verdaderos eventos proféticos. “To my son Thebe / Cultural worker and student of life / Whose growth and insights inspire me…a thousand kisses.” plantea su madre, al mismo tiempo que su padre recita “For some children / Words like home / Could not carry any posible meaning.”, creando una interesante contraposición de ideas y permitiéndole a Earl rendirle homenaje a lo que le dio vida.

“Picking out his grave, couldn’t help but feel out of place / Try and catch some rays / Death, it has the sour taste.”

Some Rap Songs representa la consolidación del rapero como artista, que tras cristalizar sus ideas en el álbum, fue capaz de encontrar un estilo lírico original y posicionarse a la cabeza (junto al rapero MIKE) de un movimiento dentro de la escena del hip hop que busca fusionar el rap con elementos de jazz, enfocándose en producciones minimalistas y ausencia de hooks. A pesar de ser un trabajo sólido, parece ser que sólo se trata de un pequeño paso en la metamorfosis que está sufriendo Thebe Kgositsile para convertirse en la mejor versión de si mismo, lejos de la depresión, la fama y los tiempos de Odd Future. Tras 25 minutos (cabe mencionar que el álbum es sorprendentemente corto), el álbum cierra con “Riot!”, una canción instrumental dónde los espectadores son capaces de levantarse de sus butacas, tras ver el inicio de la nueva etapa de uno los raperos con mayor potencial en la actualidad.

“The wind get the ashes in the end, bro.”

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